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Sapos y culebras

Sapos y culebras

Había una vez una madre que tenía dos hijas. La mayor era antipática y grosera y era su preferida porque se le parecia a ella y la pequeña era dulce y buena no le hacía caso. A la mayor la trataba como una reina y le compraba todo lo que quería ropa, discos... sin embargo la pequeña le obligaba a limpiar la casa y comprar la compra.

Un día, la madre envió a su hija pequeña a comprar unas botellas de agua. Cuando salía del súper se le acercó una viejecita y le preguntó si le podía dar agua, la pequeña le dijo que sí. La viejecita le dijo que cada vez que hablara saldrían flores y piedras preciosas. Cuando llegó a casa su madre le regañó y la pequeña al hablar le salieron rosas, y un rubí, entonces le conto todo lo que le ocurrió. Luego la madre mandó a la mayor a comprar la botella y al salir la viejecita le dijo que le diera agua y le respondió que no. Entonces le dijo que cada vez que hablara le saldrían sapos y culebras. Al llegar a su casa le contestó mal a su madre y le salieron sapos y culebras y pensó que había mimado mucho a su hija mayor.

Después gracias a las piedras preciosas las invirtió en educadores para dejara de echar sapos y culebras.

1 comentario

Rubén -

que feas son las tias